Tal vez los cambios no sean muy evidentes si lo vemos de perfil: desde luego que nadie negaría que se trata de un Sportage, un SUV adorado por los conductores europeos, pero si lo vemos venir de frente u observamos su trasera, más de uno tendrá que frotarse los ojos un par de veces antes de decir “¡lo quiero!”.
Y no son cambios sutiles. El clásico “morro de tigre” al que nos tenía acostumbrados la marca, deja sitio a unos grupos óptimos inconfundibles que se estiran hasta formar casi parte de la parrilla mientras que el paragolpes recibe ahora los antiniebla. Tampoco las defensas laterales de plástico se han salvado del nuevo diseño.
En la trasera, las luces recorren toda la superficie del portón, creando una capilla que acoge el nuevo logo de la marca y que tiene por debajo, mucho más alto que en modelos anteriores, un rotundo paragolpes de aspecto impresionante.
En cuanto al interior, la sensación de que Kia ha querido que la confianza de la instrumentación sea acorde a la calidad de sus materiales es evidente. Una pantalla táctil curva nos presenta los controles del vehículo, el sistema de información y los de entretenimiento. Puede parecer que todo está donde siempre estuvo, pero el rediseño del volante es claro, y la mejora de la marca en ese sentido evidencia lo que la empresa dijo hace meses: miran hacia el futuro, y eso, en Europa, es mirar hacia lo digital y lo conectado.
Poco podemos decir de las motorizaciones o de las versiones, aunque el aroma a EV6 que desprende su diseño y la evolución de la marca nos hace pensar que habrá gasolina, diésel, híbrido e híbrido enchufable.
Un largo camino recorrido desde que, en 1993, este SUV coreano probó el asfalto por primera vez.
Grupo Meuri. Concesionarios oficiales KIA en Erandio, Mas Motor, y en Barakaldo, Euskaldealer